Archivo del blog

jueves, 4 de abril de 2013

nunca sabes a donde puedes llegar, mirando esos ojos






El camino es difícil, es infinito, nada sencillo... pero un día te levantas y tienes al lado izquierdo de tu cama a alguien. Alguien que, quizás haya dado muchas patadas por la noche y unos cuantos muchos otros ronquidos sin importancia. Alguien que, al abrir los ojos solo te ves tú. Y claro, es lógico, normalmente cuando miras a una persona de cerca te reflejas en sus ojos... pero esto no, esto es diferente. Esto no tiene árboles a la izquierda ni a la derecha. Sus ojos reflejan tu cara. Solamente tu cara. Y la sensación de mirar sus ojos y perderte no tiene ninguna definición, no lo busques en ningún diccionario porque nada te lo va a decir.
Que su mano recorra tu mejilla ningún ser normal podrá explicar ni acercarse a la sensación que percibes cuando sucede. Porque cuando pasa, todo se paraliza, y dios... cuantas veces lo habrás leído y dirás: ¡Menuda estupidez! pero, es en serio, se paraliza porque nada me importa tanto como esa caricia. Nada. Y es como, cuando coges algo y no lo quieres soltar. Que cuando te lo quitan lo necesitas. Y sé que me repito y que siempre te cuento lo mismo. Pero, nada cambia. Nunca. Porque... una caricia está infravalorada. Una caricia viniendo de tu mano, está totalmente infravalorada para el resto; pero podría apostar mi cabeza para que creyeras que para mi una caricia que proviene de tu mano significa algo grande. Algo cálido. Puedo comparar una caricia que proviene de tu mano con las dos cucharadas que le hecho al té. Te reirás... pero en cierto modo, si mi taza de té no tiene esas dos cucharadas de azúcar no dejaría de pedir y de pensar en el azúcar hasta que me lo traigan porque necesito esas dos cucharadas. Como tus caricias.
Y he empezado a decir que el camino es difícil y ya me he perdido porque he empezado a hablar de ti... Y a lo que iba. El camino es difícil, es infinito, nada sencillo... pero cuando un día te levantas y tienes al lado izquierdo de tu cama a alguien, alguien que quieres... todo cambia. Todo se da la vuelta, y todo pierde el control sin tener ningún sentido. Porque la realidad es que las cosas que realmente realmente nos gustan, para mi no tiene ningún sentido, ya que es imposible empezar a contar lo mucho que me gustan tus caricias, y en teoría lo que no tiene posibilidad, no tiene ningún sentido. Y así es como podría empezar a contarte cómo es mi vida, no es complicada pero nada sencilla también. Pero es complicada o no, la vida junto a tus caricias en definitiva... es la mejor vida que podría tener.

2 comentarios:

  1. Identificada al 100% me encantó tu entrada. al amar necesitamos pequeñas dosis de aquella persona, y despertar junto a esa persona es el mejor lugar del mundo, como sus brazos, caricias...me encanto, te sigo, besazos :)

    ResponderEliminar
  2. muchas gracias por tu comentario preciosa :)
    otros muchos para ti!

    ResponderEliminar